Música de fondo. Tal vez the fray. Gente, aunque no mucha. Humo. Voces. Un ligero cosquilleo en el estómago. Mesa para dos. Una vela. Dos copas.
— ¿aquí es dónde tenías que venir? — preguntó el moreno.
— Si. Estoy esperando a alguien, así que, si no te importa…
—No, no me importa. Pero me quedaré a hacerte compañía.
La chica puso los ojos en blanco y miró en otra dirección intentando descubrir entre la multitud a la persona que buscaba. Pero no había ni rastro.
Era la primera vez que iba a aquel bar, aunque ya lo había visto varias veces en su camino a la escuela de música. Tenía un toque bohemio, pero moderno al mismo tiempo. No estaba muy lleno, pero no sabría decir si aquello era normal o no. Un par de chicas se quedaron un buen rato mirando en su dirección, entonces se giró y vio a Nate sonriéndolas.
— Bueno, si vas a estar aquí ligando, ya te puedes ir.
— No te pongas celosa, preciosa.
— Te he dicho que no me llames preciosa; tengo nombre. Samantha.
— Vale, Samantha. Y, ¿se puede saber a quien esperas?
— No es de tu incumbencia.
— Sí lo es. Estoy esperando aquí contigo, así que es lo mínimo que merezco saber.
— Yo no te pedí que esperases.
— Tu boca no, pero tus ojos sí—la chica le miró levantando las cejas—. A tu novio ¿no?
— No, a un amigo.
— Pues parece que llega tarde, ¿no crees? Yo no te haría esperar…
En ese momento su bolso comenzó a vibrar. Samantha sacó el móvil, tenía un mensaje nuevo.
“ eh, Sammy! No puedo ir. Han surgido unos problemillas con Gary. Luego te llamo, vale? Un beso! Tanner”
La cara de disgusto delató al instante a la chica.
— ¿No viene?
— No.
Dejo el dinero de la Fanta en la mesa y se dirigió hacia la puerta del local. Antes de que pudiese abrirla alguien la agarró del brazo.
— No te vayas tan rápido. Aún podemos tomar algo.
— No me apetece —contestó secamente.
— Venga, después te acerco a casa.
La chica dudó un momento. Miró al chico de ojos azules y decidió que por un rato no pasaba nada. Él la soltó del brazo y ambos se dirigieron a la mesa que segundos atrás habían ocupado.
El pidió dos Martini. Ella se le quedó mirando con la boca abierta. Acaso no se daba cuenta de que era menor de edad y de que no le estaba permitido aún beber. El chico interpretó su gesto y contestó.
— No te preocupes. Solo una.
Una. Dos. Tres. Cuatro. Y hasta cinco copas acabaron bebiéndose.
—…y yo le dije “eh, tío, sal de aquí!” ¿Sabes lo que hizo? Simplemente se fue.
— Vaya, ¿ni una disculpa ni nada? — preguntó curiosa ella.
— Nada. Simplemente desapareció.
Ambos se quedaron en silencio un rato, mirando a sus copas y decidiendo que era lo siguiente que iban a decir.
— Eh, chicos, vamos a cerrar — dijo la camarera desde la barra.
— ¿Qué hora es? — Preguntó Samantha horrorizada.
— Las dos, bonita.
— ¿Qué? ¡No puede ser! Llévame a casa ya.
— Vale —contestó el chico, mientras se ponía en pie.
— Aunque…has bebido demasiado. No creo que sea una buena idea.
— Esto no es nada comprado con otras veces. Venga, vámonos.
Al poco rato la chica ya estaba en su casa. Las luces estaban apagadas y reinaba el silencio. Solo encontró una nota encima de la cama que decía: “Espero que te lo hayas pasado bien esta noche. No te despiertes muy tarde”
uoooo!!uooo! que no se me deje llevar por Nate, que se centre, por favor!!
ResponderEliminary recuerda la escena de vivo en un callejon XD
:)
Aun asi me ha gustado el trozo, me parece que ha estado bien que estuvieran de buen rollo:DDD
me pregunto que le pasara a Gary T__T espero que nada malo, nunca se sabe..
BUeno bueno bueno!!, continua prontoo :DD haber is me pongo yo, que los examenes me exprimen la imaginacion t.t
Solo tengo una palabra para describirlo:
ResponderEliminarGenial.
Sigue pronto, porfi :)