23 de febrero de 2010



Amaneció el cielo encapotado y con una temperatura bajo cero grados.
Fuera comenzaba el trafico de por la mañanas, cuando todo el mundo decidía que ya era hora de salir hacia el trabajo.
   Pam seguía tumbada en la cama, perdida en sus ensoñaciones, mientras, sin darse cuenta, hacia dibujitos en el torso de su “amigo”. No es que ella no quisiese que él fuese algo más, si no que él no quería ser nada más. Ya lo habían hablado varias veces, y él había insistido que esto era lo mejor. Durante el día cada uno por su lado y, cuando llegaba la noche, ella le iba a buscar para pasarla juntos.
Normalmente por las mañanas, después de un desayuno rápido, el desaparecía sin decir nada, ni a donde iba ni con quien. Pero ya estaba acostumbrada. Lo único que quería era seguir teniéndole a su lado.
— ¿Llevas mucho tiempo despierta? — dijo una voz soñolienta a su lado.
Pam le miró. Aquellos ojos azules, ahora entrecerrados a causa de los rayos de sol que entraban por la ventana, eran lo que la habían cautivado. Aquellos ojos que transmitían dureza, misterio y, muy en el fondo, necesidad de amor.
— No. Simplemente me preguntaba dónde irías hoy…
— No lo sé…por ahí, ya sabes — dijo acariciando el pelo de ella.
El chico se levantó de la cama y, sin decir nada más, se metió en el baño a darse una ducha.
Eran casi las 8 de la mañana, por lo que Pam decidió que era hora de levantarse y arreglarse para ir al trabajo. Desde que había decido independizarse, lo de estudiar era un lujo que no se podía permitir, puesto que tenía que pagar el alquiler y, para ello, trabajaba desde hacia varios meses en una cafetería.
Se levantó de la cama y recogió la ropa de los dos tirada por el suelo, y se dirigió al baño.


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— Sammy, tu tía y yo nos vamos esta noche a celebrar nuestro aniversario, así que no nos esperes despierta.
—Vale —dijo la chica mientras se ponía el abrigo para salir a la calle.
Fuera la estaban esperando Amber y Maddie en el coche de esta última.
— Buenos días, Sam —Dijo Maddie nada más abrir la puerta del asiento de atrás.
— Good morning, chicas.
— ¿Qué? ¿Perdiste peso con tu caminata de ayer por la noche? —preguntó Amber
— Que va…al final fui en coche.
— ¿En coche? — Amber se giró con cara de sorpresa— ¿Quién fue el afortunado?
— No lo sé…no le conozco
— Ósea, te montas en un coche de un desconocido pero, en cambio, no quieres que Mark te acerque en coche…Increíble —dijo la amiga sacudiendo la cabeza.
— Es una larga historia…además me monté obligada…—intentó disimular un poco.
— Ya sé lo que tengo que hacer la próxima vez; sacar una navaja y meterte a la fuerza en el asiento de atrás del coche de Mark — dijo Amber entre risas —Tengo todo el día, así que ya puedes ir contándome esa “larga” historia.

3 comentarios:

  1. mMmMmMmMm qué encuentro más fortuito? Con uno como el de la foto yo también le dejo que se vaya si luego viene de noche ;)

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  2. :_ pobrecita!
    Sentirse así tiene que ser uno de los peores sentimientos del mundo. Además, acostándose con él puede acentuar ese sentimiento que late en su interior.

    Respecto a la "segunda parte" muy interesante (:
    Veremos cuales son las reacciones de las amigas al enterarse del interesante rapero que la llevó a casa.

    Un beso ^^

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  3. Estoy de acuerdo cn Alejandro, esa espalda prometeee... e.e
    en cuanto a Pam, no me suena... (quiero saber el porque se independizoo!! :O:O )
    y por ultimo ya me diras tu como les explica que se subio "obligada" al coche de un desconocido XD

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