8 de enero de 2010

Cartas del pasado







15 de Julio, 1992

Querido James
    Espero que todo te vaya bien ahí en San Petesburgo, y que tu nueva mujer pueda darte lo que Martha no pudo. O eso creíste.
   Tras todos estos años sin saber nada de ti ni ponernos en contacto, creo que ha llegado el momento de revelarte algo importante.
   Después de que te fueras, Martha quedó echa polvo, y estuvo semanas sin comer y sin dormir. Se mareaba y vomitaba continuamente, por lo que decidimos llevarla al médico antes de que perdiera el conocimiento por deshidratación. Para gran sorpresa nuestra, el médico nos comunicó que ella estaba en estado de buena esperanza.
   Y esta mañana, tras despuntar el alba, y un repentino silencio, unos llantos me sacaron de mi lectura. Tu bebé había nacido. Una hermosa niña de grandes ojos verdes. Todavía no sonríe, aunque  aún es muy pronto, pero será una chica muy alegre en el futuro. La llamamos Samantha.
   Pero la pobre Martha no pudo ver su preciosa carita, había partido hacia un lugar más bonito.
   Te escribía para que supieses que la niña está a mi cargo, tal y como quiso Martha, y que cuando quieras puedes venir a visitarla. Seguro que le encantará conocer a su papá.

Un abrazo fuerte.
Thomas.


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